Ante los señalamientos contra este periódico hechos en una serie de artículos anónimos el jueves 2 y viernes 3 de julio, y difundidos de manera irresponsable por el presidente de la República y otros funcionarios, El Faro aclara a sus lectores y la sociedad salvadoreña:
Que es categóricamente falso que en un encuentro en el que participó parte de nuestro equipo de redacción en octubre de 2017, o en cualquier otro espacio de convivencia laboral de este periódico, haya habido una violación o un intento de violación.
Denunciamos que estas publicaciones son parte de un intento interesado por desacreditar el trabajo periodístico de El Faro, especialmente las investigaciones que en las últimas semanas han dado a conocer posibles casos de corrupción y nepotismo en la gestión del actual Gobierno.
El Faro ha sido objeto durante el último año de una serie de ataques de diversa índole en contra su labor periodística, que pretenden dañar la credibilidad que durante 22 años hemos construido con nuestro trabajo editorial. Creemos que cualquier ataque al periodismo, a la disidencia de criterios o al debate plural es un ataque a la democracia.
El Faro condena rotundamente cualquier actitud de violencia contra la mujer, en el seno de nuestra organización y en la sociedad, y está comprometido en combatir estas prácticas históricamente normalizadas tanto en la sociedad salvadoreña como en los espacios laborales. Aun así, reconocemos que El Faro y algunos de sus integrantes, en ciertos momentos, no hemos tenido el comportamiento que se espera en materia de igualdad de género y respeto a las mujeres.
Entre finales de 2017 e inicios de 2018, recibimos quejas por prácticas sexistas discriminatorias y acoso dentro del periódico. Entre ellas, una sucedida en el citado encuentro de convivencia en Coatepeque, en el que hubo un comportamiento indebido de un periodista de nuestra redacción contra una de nuestras compañeras. Todos los casos, incluido ese, fueron investigados y recibieron una respuesta institucional, tanto en forma de acompañamiento a las personas denunciantes, como en sanciones administrativas, cuando lo ameritaron. Estas quejas desencadenaron, además, un proceso de reflexión y debate interno en el que participaron toda la redacción y el resto de áreas del periódico, y que derivó en la creación de una Política de Género e Inclusión, en vigor desde junio de 2019, que incluye protocolos para evitar que estas prácticas se repitan o reproduzcan.
En los últimos tres años, el periódico ha formalizado procesos institucionales que han resultado en mayor diversidad en nuestra redacción y en los espacios de toma de decisiones. Además, evaluamos en forma constante el funcionamiento de los mecanismos establecidos en busca de la mejora permanente de nuestras dinámicas como institución y nuestra propuesta periodística.
Clave para que esto suceda es nuestro Comité de Género e Inclusión, que incluye asesoría externa permanente y está encargado de velar por el cumplimiento de esa Política, de seguir impulsando el debate y las transformaciones institucionales, y de la formación continua de nuestro equipo en este campo.
Nuestros lectores conocen nuestro compromiso de mejorar como periódico, como espacio de equidad, como plataforma de debate y reflexión, y como institución. Estamos dispuestos a colaborar, en cualquier caso, con las autoridades competentes. De igual manera nos reservamos el derecho de tomar acciones legales contra quienes, con calumnias, quieran desprestigiar el trabajo y el ejercicio periodístico de El Faro.
Seguiremos resistiendo los ataques a nuestra credibilidad y haciendo periodismo de investigación independiente, fiscalizador e incómodo.