Nayib Bukele anunció este 16 de julio su Plan Económico de seis fases. Es la primera política que anuncia en su segundo mandato. En su toma de posesión, anunció una medicina amarga para atender una economía que dijo enferma. La primera fase, que es la de alimentación, comprende la creación de 30 agromercados que luego serán reemplazados por “centrales de abasto” y la eliminación de aranceles de importación a 116 productos de la canasta básica por diez años. También se eliminarán los aranceles a insumos que utilizan los agricultores y productores, como fertilizantes, abonos y alimento para animales.
Este anuncio llegó luego de que el 5 de julio, en cadena nacional, Bukele atacó a quienes llama “mafias empresariales”. Es decir, importadores y distribuidores de alimentos a los que señala de elevar precios de forma injustificada. Además, les envió un mensaje similar al que lanzó a los miembros de las pandillas cuando les declaró la guerra: “Paren de abusar del pueblo salvadoreño o no se quejen después”.
La conferencia se llevó a cabo en la inauguración del 'Altius Tech Park', en Ciudad Arce, un municipio ubicado a unos 38 kilómetros de San Salvador. Según explicó Bukele, es el primer parque industrial tecnológico en El Salvador, que costó unos $70 millones. Al evento asistió el embajador de Estados Unidos, William Duncan; el ministro de Justicia y Seguridad, Gustavo Villatoro; la ministra de Economía, María Luisa Hayem, el secretario de Comercio, Jorge Kattán y el presidente de Invest, Rodrigo Ayala. Bukele, en sólo 22 minutos y con una presentación, expuso las dos primeras fases de seis de su Plan Económico: alimentación y tecnología. Durante la conferencia repitió que el parque supone ser el segundo centro de datos 'más grande de la región'. Pero sobre el plan que debería paliar el principal problema de los salvadoreños todo lo que hubo fueron algunas frases y láminas proyectadas.
Estas medidas aparecen como respuesta al descontento de lo que la mayoría de salvadoreños considera el gran problema del país. El 69.9 % de la población cree que la economía es el principal problema, según una encuesta publicada en 2023 por el Instituto de Opinión Pública (Iudop) de UCA. En 2019, cuando Bukele llegó al poder, el costo de la canasta básica era de $202.02, ahora es de $256.02, según el Índice de Precios al Consumidor (IPC).
El documento del Plan Económico anunciado por Bukele todavía no es público, como estiló en su primer mandato con el plan de Seguridad 'Control Territorial' o el plan de vacunación contra Covid-19. Las fases tampoco se conocen por completo. Lo anunciado hasta ahora son, en su mayoría, acciones destinadas al área de distribución e importación de productos alimenticios. Pero no indica medidas que está tomando, como recorte de personal en instancias gubernamentales, emisión de deuda, la búsqueda de un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional. O medidas sugeridas por expertos, cómo la eliminación del IVA a productos de la canasta básica o el aumento de puntos del IVA en ciertos productos.
Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), el país crecerá un 3 % este año, en línea con los 2.4 % que El Salvador ha crecido en promedio en los últimos 10 años, según el Banco Central de Reserva de El Salvador (BCR). Este es un crecimiento más bajo respecto a los países de Centroamérica, incluso que Nicaragua, que crecerá 3.5 %.
En El Salvador no se generan empleos suficientes. Hasta 2023, la población desempleada asciende a 161,400, según la Encuesta de Hogares de Propósitos Múltiples (EHPM). El país tampoco produce lo suficiente para consumo interno, es el segundo en Centroamérica con el mayor déficit en producción de alimentos y el 48.4 % de la población salvadoreña se encuentra en inseguridad alimentaria.El plan de Bukele no explica cómo fomentará el crecimiento del país de una forma distinta. Y en la arista tecnológica de su plan, mencionó que como piedra angular del 'Altius Tech Park' estará el 'Data Trust', un centro de datos que significa una inversión de $30 millones de la mano de inversión privada y busca ser el 'segundo centro de datos más grande de la región'. Este centro es el primero de otros siete que se construirán en el parque, tiene una certificación Tier III del Uptime Institute, que avala que tiene un alto nivel de confiabilidad, disponibilidad y tolerancia a fallas. Bukele dijo que el centro tiene una nube pública y 'ofrecerá servicios de colocación, arrendamiento de espacios físicos para almacenar equipo electrónico y ofrecerá servicios al sector público y privado'. Guardando las proporciones, la innovación de esta medida recuerda al Bitcoin, que no produjo efectos significativos en la economía salvadoreña.
Sobre la parte de alimentación, Bukele dijo que su idea de los agromercados se asemeja a los “farmers markets” de Estados Unidos. “Son muy buenos porque son orgánicos, tiene menos químicos tóxicos y es más barato. También los productores ganan un poquito más y siempre más barato que en los puntos de venta tradicionales,” dijo. Esos mercados irán cerrando paulatinamente tras establecer centrales de abasto en diferentes puntos del país, el primero de ellos está ubicado en Soyapango, un populoso distrito al este de San Salvador. Estos funcionarán para abastecer a “mayoristas y minoristas y también para la gente”.
En su discurso, Bukele esbozó una preocupación política. Dijo el plan económico debe “velar por el crecimiento del país”, pero también “por el bolsillo de la gente”. “Alguien puede decir la macroeconomía puede subsistir sin la microeconomía. Sí, por un rato hasta que las manifestaciones boten el régimen que funciona en ese momento y se instala otro. La gente se cansa de esperar por el rebalse”, dijo.
Una idea repetida
La economista Lorena Valle Cuéllar explicó a El Faro que El Salvador, y otros países centroamericanos, eliminaron aranceles o establecieron unos mínimos para la importación de productos esenciales bajo los Tratados de Libre Comercio (TLC) desde los noventa. “Desde esos años, podríamos decir que, varios productos de la canasta básica alimentaria no tienen aranceles o han sido sumamente bajos”, dijo.
La misma administración de Bukele, en marzo de 2022, eliminó los impuestos de importación a 20 productos durante un año. Bajo el mote de “11 medidas ante la inflación mundial”, los aceites y mantecas, arroz, azúcar, cebollas, chiles, fertilizantes, frijol negro, frijol rojo, harina de maíz, harina de trigo, leche fluida, maíz amarillo, maíz blanco, naranjas, papas, plátanos, repollo, tomates, trigo en cereal y alimentos para animales, quedaron exentos de impuestos de importación.
El alza de los precios de la canasta básica en El Salvador apunta más bien a que el país está lejos de cubrir la necesidad de productos básicos con producción propia, y se ve obligado a importar. El Salvador importa el 93 % de las verduras, según el Centro para la Defensa del Consumidor, una oenegé que produce estudios sobre derechos económicos. También importa el 62 % de arroz, 32 % del frijol y 25 % de maíz. Según el IPC, entre noviembre y diciembre de 2023, los productos alimenticios tuvieron un aumento, en promedio, del 3.98 %, lo que convierte a El Salvador en el país de Centroamérica con el mayor aumento de precios.
El economista Luis Vargas dijo a El Faro que la eliminación de los aranceles no es una verdadera solución porque el arancel en los alimentos llega a pesar solo una pequeña parte del precio y existen otros componentes más importantes como el costo de producción o transporte.
En una columna de opinión de mayo de 2022, Vargas escribió que la eliminación de aranceles era una medida “ingenua o engañosa porque una abrumadora mayoría de los bienes “desgravados” ya se importaban sin aranceles, como puede verse en la Base de Datos de Comercio Exterior del Banco Central de Reserva”.
Además, agrega que esta apertura comercial total debe ser tratada con pinzas porque aunque existe el beneficio de adquirir productos que no se producen en el país, también tiene el efecto de debilitar la producción local.
“A mediano plazo lo que sucede es que se incrementa la dependencia del exterior para garantizar la seguridad alimentaria y con ello la vulnerabilidad del país y la población, porque nos convertimos en precio-aceptantes y no en precio-determinantes. Si el plazo es por diez años, los efectos en la producción local pueden ser devastadores si no se aumenta la competitividad de la producción local”, dijo Vargas.
Otro factor que afecta los precios es el cambio climático. Las lluvias tipo temporal de junio afectaron el 36 % de los cultivos, según el Ministerio de Agricultura. También las sequías y altas temperaturas incrementan la vulnerabilidad de los sistemas agroalimentarios. Por ende, existe menos rendimiento, más pérdidas, prevalencia de plagas, lo que implica un mayor costo en plaguicidas.
“La solución a esto no es fácil y es un desafío humanitario, pero con certeza se puede decir que no pasa por un tema arancelario, sino de adaptación y mitigación, con estrategias agresivas basadas en conocimiento. No observo en lo anunciado hasta este momento que la estrategia del Gobierno camine sobre esta vía”, aseguró.
La nueva promesa tecnológica
Los 4,000 empleos que dijo Bukele que se generarán, representan el 2.48 % de la oferta de empleo necesaria para un país con más de 160,000 desempleados.
Hasta ahora, las apuestas tecnológicas de Bukele se han quedado cortas en sus promesas de aportar al desarrollo del país. La apuesta más famosa es la adopción, en 2021, de la criptomoneda Bitcoin como moneda de curso legal.
Las promesas del bitcoin abarcaban ahorrar $400 millones anuales en comisiones de envío de remesas desde Estados Unidos, promover la inclusión financiera de un país en el que el 77 % de las personas no tenían cuenta de banco en 2016 y hacer crecer la economía.
Tras gastar al menos 329 millones de dólares en la política del bitcoin, según la organización Cristosal, los resultados son míseros.
Solo el 1.3 % de remesas se han enviado en criptobilleteras desde la entrada en vigencia de la ley. La piedra angular del proyecto, la billetera gubernamental Chivo, fracasó. Hasta el 20 % de los usuarios eran falsos, y su lanzamiento provocó “una hemorragia de dinero público”, según uno de sus creadores. 80 % de la población no usó bitcoin ni una vez en 2022 y no funciona, en general, como moneda de intercambio en la mayor parte del país. El Gobierno no ha ofrecido datos, pero una rendición de cuentas de empresas cripto en 2022 reveló la creación de 113 empleos en El Salvador. Bukele no ha tuiteado en español sobre bitcoin desde junio de 2022.