La titular de la Embajada de Estados Unidos en El Salvador anunció en entrevista matutina el lunes con el programa televisivo Frente a Frente que se marchará del país esta semana. Jean Manes, la encargada de negocios de la Embajada, aprovechó la entrevista para afirmar que el Gobierno de Bukele se ha mostrado cada vez menos dispuesto a enmendar las relaciones bilaterales tras el golpe legislativo del 1 de mayo.
Manes envió el mensaje de rechazo más rotundo a la agenda de Bukele desde que asumió en la Embajada el 26 de mayo. Enumeró una larga lista de desacuerdos, entre ellos la falta de acceso a la información pública, la purga de un tercio de los jueces y fiscales del país en septiembre y el desmantelamiento en mayo del equipo anticorrupción de la Fiscalía, que investigaba corrupción en el Gobierno y las negociaciones clandestinas con las pandillas. “Siempre tuvimos las puertas abiertas para mejorar nuestra relación, pero no tuvimos alguien del otro lado que tuviera interés en eso”, afirmó.
También condenó la fuente más reciente de tensiones internacionales, la propuesta para la Ley de Agentes Extranjeros, que exigiría el registro como “agente extranjero” de todo aquel que “responda a intereses o que es financiado directa o indirectamente por un extranjero” e impondría un impuesto de 40 % sobre los ingresos externos bajo pena de multas y anulación de personería jurídica. “Esa ley no tiene nada que ver con transparencia”, señaló Manes.
Por meses otro punto de conflictividad con el Estado salvadoreño ha sido la decisión de los magistrados impuestos por el bukelismo de frenar la extradición a Estados Unidos de al menos 16 líderes de la Mara Salvatrucha-13, algunos de ellos protagonistas en negociaciones clandestinas con el Gobierno salvadoreño. Fiscales federales del Distrito Sur de Nueva York y del Distrito de Virginia los han acusado de crímenes que incluyen actos de terrorismo y narcotráfico en Estados Unidos, México y Centroamérica. “Dimos toda la información que ellos necesitaban, todas las condiciones que ellos querían”, argumentó Manes. “No solamente no ha habido respuesta, sino que no lo están haciendo”.
El Presidente Biden, quien aún no ha propuesto al Senado estadounidense un embajador para El Salvador, envió a Manes al país a finales de mayo como embajadora interina, para controlar los daños en la relación con la administración Bukele tras la destitución ilegal del fiscal general y los magistrados de la Sala de lo Constitucional. Manes había tenido una relación constructiva con el entonces alcalde de San Salvador Bukele desde que sirvió como embajadora entre 2016 y 2019. “Cuando pasaron los eventos del 1 de mayo, recibí una llamada de la Casa Blanca diciendo: ‘¿puede regresar a El Salvador y ver qué está pasando?’, porque nadie lo podía creer”, reveló Manes en Frente a Frente. Añadió que llegó al país con el “apoyo de los dos partidos políticos en el Congreso (estadounidense)” para extender “un puente” de diálogo y tratar de convencer al Gobierno de revertir el golpe.
El retiro de Manes se enmarca en la relación cada vez más conflictiva entre Bukele y Estados Unidos. Manes reconoció en Frente a Frente, por ejemplo, que no ha podido reunirse con Bukele en alrededor de tres semanas, mientras que cuando llegó a El Salvador a finales de mayo se reunían dos o tres veces a la semana. Manes ha comparado el proceso de Bukele con lo realizado en Venezuela por Hugo Chávez.
“¿Para qué voy a seguir aquí si no tenemos contraparte en este momento?,” dijo Manes. También denunció el uso de medios estatales para “atacar la Embajada, atacarme a mí personalmente y también al presidente de Estados Unidos”.
Volverá a su puesto como asesora en el Comando Sur de la Fuerza Armada de Estados Unidos. “Cuando El Salvador quiera conversar, nuestra puerta está abierta', dijo. Brendan O’Brien, el segundo al mando y quien dirigió los negocios de la Embajada desde la toma de posesión de Biden hasta la llegada de Manes, volverá a la cabeza de la misión diplomática.
Las redes sociales del oficialismo guardaron silencio el lunes sobre la renuncia de Manes, aparte de una nota de consigna en el oficialista Diario El Salvador. Walter Araujo, excandidato a diputado del partido Nuevas Ideas y acusado de corrupción en la Lista Engel difundida en julio de 2021 por Estados Unidos, escribió: “¡LO LOGRAMOS! La Jean Manes @USAmbSV SE VA”, junto con un gráfico de fuegos artificiales.
Enfrentamientos públicos
Desde septiembre, Bukele ha acusado al cuerpo diplomático de “injerencia” en la política salvadoreña y en su discurso público ha buscado vincularlos a los intereses de la oposición política. El día del Bicentenario de la independencia centroamericana, por ejemplo, en medio de manifestaciones masivas contra acciones de su gobierno, Bukele acusó en cadena nacional al cuerpo diplomático de financiar las protestas. En octubre, incluso acusó a la Embajada de conspirar con diputados de Nuevas Ideas para dividir la fracción legislativa del partido.
Manes también ha chocado públicamente con Bukele. Desde julio, el Departamento de Estado ha sancionado a miembros del gabinete de Bukele y a los magistrados impuestos de la Corte Suprema de Justicia por señalamientos de corrupción o su involucramiento en el golpe del 1 de mayo. En septiembre, tras la decisión inconstitucional de los magistrados impuestos de avalar la reelección presidencial, Manes comparó la movida con la consolidación autocrática de Hugo Chávez y afirmó que “la democracia está en declive”.
Las relaciones entre El Salvador y Estados Unidos iban por mal camino desde antes de su llegada. Días antes de las elecciones en febrero, Bukele voló a Washington para defender su imagen y cortejar el apoyo de la nueva Casa Blanca ante señalamientos de corrupción y autoritarismo provenientes del Congreso de Estados Unidos. Ni la Casa Blanca de Biden ni el Departamento de Estado lo recibieron.
En mayo, la vicepresidenta Harris, el secretario de Estado Antony Blinken, demócratas y republicanos en el Congreso y otros representantes de Estados Unidos condenaron la destitución ilegal del fiscal general y los magistrados de la Sala de lo Constitucional. La Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional, USAID, incluso congeló su financiamiento a los organismos del Estado involucrados en el golpe y prometió desviarlos a organizaciones de sociedad civil trabajando en pro de la democracia y transparencia. La Unión Europea también condenó las destituciones.
Bukele respondió duramente a la crítica: “Estamos limpiando nuestra casa...y eso no es de su incumbencia”, tuiteó un día después del golpe. Semana y media más tarde, volvió a escribir en su cuenta: “Para las voces que aún piden que volvamos al pasado. Con mucho respeto y cariño: Los cambios que estamos realizando son IRREVERSIBLES. No vamos a volver al pasado, iremos hacia el futuro. Quisiéramos que nos acompañaran, pero si no lo desean, los comprendemos. Bendiciones”.
Mientras el conflicto con Estados Unidos sigue en ascenso, Bukele ha buscado explotar las debilidades políticas del Gobierno de Biden. Cuando el asesor de seguridad nacional de Biden acusó a Bukele a finales de octubre de “usar la popularidad para debilitar los sistemas democráticos” y prometió “trabajar con la comunidad internacional para evitar que El Salvador se vuelva otra Venezuela”, Bukele lanzó un contragolpe, comparando la agenda de Biden en El Salvador con “la destrucción y muerte en Afganistán”. Añadió: “Mantengan alejada su “democracia” de nuestro país”.