Bitfinex Securities, la empresa que comercializará mil millones de dólares en bonos bitcoin emitidos por el Gobierno de El Salvador, se inscribió en el Registro de Comercio el 18 de febrero. Detrás de la empresa está un empresario italiano llamado Giancarlo Devasini, conocido en la escena cripto como el “Mago Merlín”. La inscripción de su empresa acelera el paso a un experimento que le permitirá al Ejecutivo salvadoreño captar dinero de un mercado alternativo : los criptoinversores, a medida que se agotan las opciones de un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
“El Salvador ya apostó todo. El destino de El Salvador y de bitcoin están vinculados”, dijo Samson Mow, el principal lobista de los criptobonos, el 16 de febrero, en una conversación virtual, con Mónica Taher, directora de Asuntos Tecnológicos y Estratégicos de la Secretaría de Comercio e Inversiones de la Presidencia. En juego está el futuro económico del país, en un contexto en que los bonos de El Salvador en mercados tradicionales siguen en picada y que las calificadoras de riesgo ven más posible que el Gobierno se vuelva insolvente , es decir, no pueda pagar sus deudas y entre en ‘default’ .
Ante este escenario, el Gobierno le apuesta al bono bitcoin, que ya se promociona como la solución: “Es completamente posible que el país pague completamente su deuda y que erradique su deuda externa en 10 años con uno o dos bonos de bitcoin”, promete Mow.
Para emitir los bonos, el país necesita aprobar una ley de activos financieros virtuales (el término en inglés es securities), que está en el centro de 52 reformas anunciadas por el presidente Nayib Bukele el 20 de febrero. Una ley similar en Malta regula todas las operaciones financieras llevadas a cabo con libros de contabilidad electrónicos —conocidos como blockchain— y establece las reglas para emitir licencias para que las empresas de este rubro operen en su territorio.
Bukele anunció los bonos en una estrafalaria fiesta de playa en noviembre . Los denominó “bonos volcán”, por la promesa de usar parte de lo recaudado para construir infraestructura de minería bitcoin propulsada por energía geotérmica, o energía de volcanes. La empresa Blockstream respondió con el anuncio del compromiso del Gobierno salvadoreño de otorgarle la primera licencia bajo la nueva ley de activos digitales: una política pública de repercusiones desconocidas que espera ser estudiada y aprobada en la Asamblea Legislativa. En El Salvador, Blockstream y Bitfinex, han estado participando en la creación de las reglas bajo las cuáles van a operar y esto ha sido reconocido por los mismos empresarios del mundo cripto. Paolo Ardoino, jefe de tecnología de Bitfinex, dijo a El Faro que no ve en ello un conflicto de interés porque su empresa ha rechazado cobrar tarifas por la venta de los bonos.
Tanto el debate público de esta legislación como el calendario de la colocación de los bonos se ha ido postergando. Mow, director de estrategia de la empresa Blockstream, y Bukele abrieron el 2022 promocionando la ley de activos digitales, aunque Bukele decía entonces que eran 20 propuestas de leyes y no 52. En diciembre, Ardoino dijo a El Faro que esperaban emitir los bonos en el mes de febrero . El ministro de Hacienda, Alejandro Zelaya, apareció en una entrevista televisiva el 8 de febrero y aseguró que los bonos saldrían al mercado el 15 de marzo . Tras el anuncio de Bukele, se esperaba la llegada de las reformas a la Asamblea Legislativa, pero no ocurrió en la plenaria del 22 de febrero. La Comisión Financiera, que debe estudiar la ley y emitir un dictamen, no está convocada para sesionar hasta marzo.
Bitfinex es parte de un entramado de empresas domiciliadas en Islas Vírgenes Británicas, Hong Kong, Kazajistán y, ahora, El Salvador.
Bitfinex Securities El Salvador, S.A. de C.V.
Giancarlo Devasini es “uno de los jugadores más influyentes del mercado global de criptomonedas ” según el Financial Times (FT). Devasini controla dos conglomerados de compañías encaminadas a convertirse en las principales socias tecnológicas del Gobierno de El Salvador para establecer, con criptomonedas, una ruta de financiamiento alternativa, lejos del FMI. Se trata de la casa de cambio Bitfinex y de las empresas que manejan las reservas de tether.
El empresario italiano Devasini y su socio el holandés Ludovicus Jan var der Velde son reconocidos como los beneficiarios finales de esas empresas, según una demanda presentada en Seattle, en el Estado de Washington y en expedientes abiertos en entes reguladores de Nueva York. Ambos controlan a la empresa Digfinex, domiciliada en Islas Vírgenes Británicas, el eslabón final de un entramado de —al menos— nueve empresas (siete en Islas Vírgenes Británicas, una en Kazajistán y una en Hong Kong) a través de las que controlan las operaciones de Bitfinex y tether.
También son socios en El Salvador. Devasini es el administrador suplente y Van der Velde es el administrador propietario de Bitfinex Securities El Salvador. El 18 de febrero de 2022 fundaron la empresa en el país, cuyas oficinas están ubicada en la 87 avenida norte, Torre Futura, local 11-06, en San Salvador.
Ambos son conocidos también por estar detrás de tether, la stablecoin o moneda estable líder en el mercado de criptomonedas . Es una criptomoneda menos volátil que el bitcoin porque su valor está anclado al de una divisa física como el dólar o un activo como el oro. El valor de mercado de tether, según Coin Ranking, es de 79.5 mil millones de dólares.
Cada tether equivale a un dólar y, en teoría, la empresa tiene suficientes reservas para respaldar cada tether en el mercado.
Ese es el problema. “Bitfinex y tether engañaron a los clientes y al mercado al exagerar las reservas, ocultando aproximadamente 850 millones de dólares en pérdidas en todo el mundo”, según la Fiscalía de Nueva York .
No es el único caso abierto. El 22 de noviembre de 2019, una demanda colectiva fue presentada contra las empresas de Devasini ante el Tribunal del Distrito Oeste de Washington en Estados Unidos. En el reclamo, acusan a las empresas de Devasini de inflar el valor de sus reservas a través de la “impresión” de tether no respaldado por dólares y de manipulación de precios del bitcoin . En la demanda citan a un estudio que responsabiliza a tether de esta práctica: “Tether fue responsable del 48.8% del incremento del precio del Bitcoin en 2017 durante el periodo en que se produjo la burbuja de Bitcoin”.
Un reportaje de la revista Businesweek, publicado en octubre del año pasado, se titula: ¿Alguien ha visto los billones de tether? El reportaje busca la ubicación de las reservas de tether y explica la utilidad que tiene la moneda en el ecosistema financiero de cripto. “Piense en las casas de cambio de cripto (exchanges) como casinos gigantes”, dice el reportaje. “Muchos de ellos no pueden utilizar dólares porque los bancos no les abren cuentas, por miedo a facilitar inadvertidamente el lavado de dinero. Entonces, cuando los clientes quieren hacer una apuesta, primero necesitan comprar tethers. Es como si todas las salas de póker de Montecarlo y las salas de tragamonedas en Macau enviarán a todos los apostadores a un cajero central a comprar fichas”.
La llegada de Devasini a El Salvador también es la llegada de sus fichas. Los términos iniciales del criptobono implican que el Gobierno salvadoreño aceptará tether como pago. La Ley Bitcoin introdujo esa criptomoneda a la circulación nacional, además del dólar, y es incierto cuál es el plan del Gobierno para usar tether o qué uso le puede dar.
El Gobierno ya ha explorado la posibilidad de utilizar otras criptomonedas. Por ejemplo, antes del anuncio de la ley bitcoin, los hermanos del presidente Bukele discutieron la creación de una criptomoneda nacional con empresarios . Según la propuesta, esa otra criptomoneda serviría para pagar subsidios gubernamentales .
El “Mago Merlín” llega al Salón Azul
En la plenaria del 8 de febrero de 2022, el arquitecto de los bonos Bitcoin Samson Mow y otros tres extranjeros posaron en una foto con ocho diputados de Nuevas Ideas en una área restringida al público del Salón Azul. En la foto, publicada por el diputado William Soriano, aparecía la presidenta de la Comisión Financiera, Dania González, y el jefe de fracción de Nuevas Ideas, Christian Guevara. Entre los invitados, estaba Giancarlo Devasini.
El Faro verificó la foto con tres fuentes del mundo cripto —un empresario, un reportero y un informante de la industria— que reconocieron al empresario italiano en el Salón Azul. A diferencia de otros actores de la escena bitcoin, Devasini no publicó en redes sociales nada sobre su visita a El Salvador. Ni Devasini ni sus acompañantes fueron etiquetados en las publicaciones de su aparición en la Asamblea. Tether no respondió una solicitud de comentarios de este medio enviada el 22 de febrero, y Devasini no respondió una solicitud de entrevista enviada a su teléfono el 23 de febrero.
El perfil del Financial Times dice que Devasini (Turín, 1964) es un cirujano plástico que dejó la práctica a principios de los 90, para dedicarse a negocios de venta de electrónicos y partes de computadora. Fue en ese mundo cuando adoptó el sobrenombre de Merlín, por el mitológico mago consejero del rey Arturo y su corte. Es retratado como un personaje elusivo que mantiene una mínima presencia en línea.El FT menciona acuerdos legales con Microsoft o Toshiba que demandaron a Devasini por falsificación e infracción de patentes, respectivamente. Sin embargo, el grueso de sus cuestionamientos legales están asociados con la criptomoneda tether.
En cambio, Samson Mow ha sido una figura ubicua de la política nacional, desde que debutó en sociedad salvadoreña, al lado del presidente en la fiesta playera en la que Bukele anunció la construcción de Bitcoin City .
Mow ha aparecido en todos lados. En una central geotérmica, junto con uno de los hermanos del presidente Bukele, en reuniones con ministros, diputados y en entrevistas con medios internacionales vendiendo la idea. El martes 8 de febrero, Mow estuvo en la plenaria de la Asamblea Legislativa y volvió al día siguiente para grabar una entrevista en video con el diputado William Soriano, miembro de la Comisión Financiera. El jueves 10, Mow subió una foto con Nayib Bukele, en Casa Presidencial, y dijo que el presidente respaldaba su candidatura para ser alcalde de Bitcoin City. Sus actividades también son reseñadas en los medios de comunicación oficialistas.
Mow, que antes de su actual posición trabajó como productor de videojuegos, fue el puente para que Bitfinex consiguiera el contrato para comercializar los bonos.
En una conversación en Facebook, Mow le contó a Monica Taher cómo llegó a El Salvador. Mow dijo que llegó al país antes del lanzamiento de la Ley Bitcoin. Lo invitó Jack Mallers, el empresario estadounidense que anunció la Ley Bitcoin en Miami y que estaba a cargo del proyecto de la billetera digital Chivo, antes de se reemplazado por Athena . “(Mallers) me pidió que hiciera una carta de apoyo, básicamente para asegurar que habría una buena recepción (a la ley) de la comunidad bitcoin”, explicó.
El anuncio original del Gobierno es que invertiría la mitad del dinero en comprar bitcoin y la otra en la construcción de infraestructura para la minería de bitcoin y en la construcción de una ciudad futurística en el Golfo de Fonseca. Sin embargo, Mow ha sugerido que esa posibilidad está abierta. “Los bonos serán respaldados la mitad en bitcoin y la mitad para un proyecto de infraestructura, de minería bitcoin o cualquier cosa”, dijo Mow al portal criptonoticias .
En los 90, el presidente Armando Calderón Sol apostó por “convertir al país en una gran maquila” y, una década más tarde, el Gobierno de Antonio Saca apostó por industrias como los call-center. La administración Bukele está decidida a que la apuesta por el bitcoin, por fin, permitirá al país tener un crecimiento económico duradero.
William Soriano, diputado de Nuevas Ideas y miembro de la Comisión Financiera, participó en esa misma conversación con Mow y Mónica Taher. “Carecemos de política monetaria”, dijo Soriano. “Necesitamos moneda que permita resguardar capacidad adquisitiva y oxigenar fuertemente, recapitalizar la economía, (para crear) miles de empleos e infraestructura y un modelo factible al mundo entero de cómo desarrollarse”.